Así empezó todo

Os vamos a contar la historia de cómo se nos ocurrió lo de viajar en furgoneta. Pues bien, la primera vez que visualizamos una furgoneta en nuestra vida, pensamos que ésa era la solución perfecta para nosotros. ¿Pero… por qué?

• El alojamiento: En todos nuestros viajes el alojamiento siempre ha estado en segundo plano. Preferimos que sea el más barato y sencillo, y gastarnos el dinero en algún pequeño lujo en el viaje. Total, si sólo es para dormir.

• El coche de alquiler: Siempre el más barato. Total, si sólo es para movernos.

• El viaje de ida y vuelta: Cada vez le tenemos más miedo al avión y nos emparanoyamos con que se va a caer. El barco tampoco es una buena idea, ya que (sobretodo a Coral) nos es imposible soportar la sensación de estar encerrados dentro de una lavadora por tantas horas (algo mejor si consigues camarote, porque en una butaca es casi seguro que alguien la haya ocupado para poder dormir mejor y acabas durmiendo en el suelo por no molestar).

• Y lo más importante, Gala: Hasta ahora viajar ha supuesto dejar en casa una parte de nosotros, nuestra perrita. Incluso en algunas ocasiones, tener que pagar por no estar con ella.

La furgoneta supone para nosotros la conexión entre todos estos elementos: es el pequeño alojamiento que siempre escogemos, el medio de transporte que dejaría de ser el más simple para convertirse en confortable. Durante el viaje de ida y vuelta, si tenemos miedo somos nosotros los que tomarán la decisión de parar y seguir en otro momento. Y, sobretodo, lo podemos compartir con nuestra perrita Gala.

Es la libertad de decidir sobre la marcha, de no tener que planificar cada minuto del viaje, es improvisar. No saber qué ocurrirá mañana, si haremos una caminata por la montaña o iremos a comprar el súper de la ciudad más cercana. Nunca tuvimos tantas ganas de conocer nuestro planeta como ahora. Hubo algo en aquél viaje que nos hizo “click” en nuestra cabeza. Así nació Galaventura.